Algo ha cambiado
“Algo ha cambiado” es el título del fragmento audiovisual que utilicé para trabajar con el alumnado el “Compromiso social” del Banco de Herramientas incluido en el programa Educación Responsable, pero también es esa sensación, esa satisfacción de trabajo bien hecho, de haber conseguido la pretensión que buscaba tras una sesión realmente fructífera… “Algo ha cambiado” en estos chicos y chicas.
La sesión comenzó con la visualización del fragmento audiovisual, fragmento muy acertado que desde el minuto uno capto la atención del alumnado porque les emocionó, y la emoción está estrechamente relacionada con el aprendizaje. Lo que no provoca una emoción, no despierta interés y no se recuerda.
A modo de contextualizar, diré que el visionado nos hace entender que la vida de una persona aparentemente normal, feliz y sin problemas de ningún tipo, puede cambiar por cualquier circunstancia sobrevenida e inesperada. Nuestro protagonista del fragmento pasó de tenerlo todo: familia, casa, un importante puesto de trabajo, prestigio social…a no tener nada de la noche a la mañana y se vio en la calle.
Lo primero que aprendieron los chicos y chicas con este visionado fue a no juzgar, a ver más allá de la persona que vive y pide en la calle. Por desgracia, se acostumbra a juzgar, a considerarles inferiores, a no considerarles dignos de tener una conversación con ellos y mucho menos a acercarnos… Pero … ¿y si esa persona pudiera enseñarnos algo que no sepamos o de repente resultase agradable e interesante su conversación? Este es el primer paso para verlos con otros ojos, para verlos como seres humanos que lo único que han hecho sea probablemente estar un día en el sitio equivocado en el momento inadecuado, situación que les colocó en el lugar en el que se encuentran ahora.
No sólo analizamos la situación de gente sin hogar, también la soledad que sienten nuestros mayores, esos abuelos y abuelas que encontramos sentados en un banco una mañana cualquiera, los mismo que al pasar por delante de ellos nos miran con grandes ojos deseosos de un feedback, el que sea, probablemente una sonrisa les haría infinitamente felices. Les hablé de una asociación en la que participé hace años, “Adopta a un abuelo”, trabajaban en colaboración con residencias, allí te asignan a un abuelito y el compromiso es visitarlo, hacerle compañía y escucharle, tienen mucho que contarnos, son la historia viva de nuestras calles y nuestros barrios.
Los chicos recibieron toda esta información de buen grado. Estaban tan entusiasmados por conectar con personas que ansiaran algo de ellos, que enseguida empezaron a dar ideas de cómo podían hacer un cambio positivo en la sociedad. Recuerdo que enseguida comentaron que en nuestra calle, donde se ubica el centro escolar, solía pasar mucha gente mayor que vivía en la zona, comentaron que tal vez, si prestaban atención seguramente podrían darse cuenta de si alguien necesitaba algún tipo de ayuda.
La experiencia positiva no se quedó en el aula, sino que gracias al trabajo y su concienciación acerca del compromiso social les hizo reflexionar y al día siguiente antes de comenzar la clase, un alumno muy orgulloso me comentó:
Ayer me crucé por las escaleras, volviendo de entrenar, con mi vecina, una señora ya muy mayor, que venía cargada con bolsas de la compra. Me ofrecí a subírselas hasta la puerta de casa y así lo hice. Cuando llegué a su casa, abrió la puerta y me indicó que dejase las bolsas en la cocina, me dio un vaso de agua y mientras lo bebía, la mujer comenzó a sacar temas de conversación, se notaba que quería hablar y a mí no me importaba estar un rato. Aunque es mi vecina y sé que mi madre la conoce, nunca había pensado que yo podría serle de ayuda, voy a hacerlo siempre que me la cruce y venga cargada de bolsas.
Otra alumna me comentó:
Profe, muchas veces veo a una chica joven pedir en el mismo sitio, parece de tu edad, nunca me había parado a pensar que podría ser tan joven…nunca me paré a pensar qué le pudo pasar para acabar así. Ayer la vi, fui hasta donde ella y le di lo poco que tenia en el bolsillo…me hubiera gustado hablar con ella como en el vídeo, pero no me atreví.
Y con gestos como estos, ahora sí puedo decir que “Algo ha cambiado…en ellos”. Probablemente no vayan a cambiar el mundo, pero hay una frase que a mi modo de ver es maravillosa y dice “Sé el cambio que quieres ver en el mundo” lo firma Mahatma Gandhi y estos chicos y chicas con sus pequeños gestos de compromiso social contribuyen al cambio que queremos ver.