Arte contemporáneo y educación
La incorporación del arte contemporáneo en la educación
Aporta un punto de contacto con nuestro presente, desarrolla actitudes, estrategias y modos de hacer positivos para la convivencia, en el centro, a la sociedad y al individuo
Hace unos cuantos años ya que acepté la mano que me tendían los centros de arte contemporáneos próximos a los colegios donde trabajo para adecuar la metodología de la materia que imparto, Educación Plástica Visual y Audiovisual,
con el tiempo, la realidad y el contexto cercano. Se trata de una metodología activa y participativa que parte de una observación reflexiva, abierta, con múltiples interpretaciones, en la que el alumnado expresa lo que siente y reflexiona alrededor de una obra de arte o de una exposición concreta.
Observar y sentir, buscar e interpretar, expresar y compartir. Abrir las puertas a un diálogo, a un intercambio de emociones e ideas hace que nos conozcamos más a nosotros mismos y a los demás, despertando el interés por aprender a partir de los procesos y técnicas de los artistas actuales. Sus intereses, preocupaciones y problemáticas nos resultan próximas y hacemos nuetra su forma de pensar y expresar para adaptárlas a nuestras necesidades y a nuestra realidad personal.
Compartiendo, participando, comunicando propósitos, ideas, planificando, indagando, organizando, equivocándonos, perdiéndonos, dudando y retomando, persistiendo, siendo flexible, tolerando, aceptando y respetando; en definitiva se realiza un trabajo en equipo para llegar a un fin que actúa como motor de toda la trayectoria, expresar lo que entre todos nos hemos propuesto y exponerlo a continuación.
Es al final cuando nos damos cuenta, al revisar y reflexionar sobre todo el camino que se ha realizado, que es en el proceso, donde está todo lo que buscábamos.
En muchas ocasiones el resultado transmite un mensaje con mayor o menor acierto pero nos refleja algo tremendamente valioso, las relaciones, la comunicación, el dialogo que ha habido para llegar a él.
Durante este curso los alumnos, a través del recurso ReflejArte y entorno a la exposición de Thomas Demand: Mundo de papel, se han sumergido en su historia, en sus recuerdos. Los han mostrado y compartido para luego intercambiarlos y reinterpretarlos con los demás. Sonrisas, sorpresas y lágrimas, comprendidas y compartidas han hecho que conozcamos más al compañero que se sienta al lado nuestro, que comprendamos maneras de ser, que no juzguemos a simple vista y que nos pongamos en la piel de todos.
Como resultado una escena con un pedazo de yo de cada alumno para exponerla y que se pueda volver a interpretar en un círculo más grande, con todo aquel que quiera leer una imagen.
No nos paramos ahí, el curso sigue, las oportunidades también. La semana pasada visitamos la exposición de Ellen Gallagher with Edgar Cleijne: A law… a blueprint… a scale, un alumno de 1º ESO me confirmó lo que ya intuía, en otras salidas me dejó pistas, se trata de un niño que no destaca en ninguna materia en particular, parece siempre distraído y ahí estaba, sin separarse de mí y comentando todo lo que veía, sin ninguna introducción, reflexionando e interpretando. Sabía de quién era la cabeza flotante que aparece en el cubo de la exposición y por qué el creía que estaba ahí, relacionó los espacios entre sí y durante la vuelta al centro no cesó en sus cavilaciones.
Los caminos son importantes.
Aprender desde otro contexto da la oportunidad de encontrar facetas en los alumnos escondidas hasta el momento, que el curriculo no nos deja ver.
Arte Contemporáneo, colegio y centro de arte se dan la mano para alcanzar competencias clave establecidas en el sistema educativo.