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¿Qué piensan los jóvenes de la felicidad?

En abril de este año algunos de mis alumnos realizamos un trabajo de campo para averiguar qué piensa la gente joven sobre la felicidad. Un 94% de las 134 personas encuestadas están entre los 15 y los 20 años. El 84,3% piensan que la felicidad realmente existe, frente al 15,7% que afirman que es una utopía.
La Educación Que Queremos
La Educación Que Queremos
dic 15, 2021
Inmaculada Gándara
Inmaculada Gándara
Inmaculada Gándara

En abril de este año algunos de mis alumnos realizamos un trabajo de campo para averiguar qué piensa la gente joven sobre la felicidad. Un 94% de las 134 personas encuestadas están entre los 15 y los 20 años. El 84,3% piensan que la felicidad realmente existe, frente al 15,7% que afirman que es una utopía. A la pregunta ¿en qué crees que consiste la felicidad? contestan mayoritariamente que es una actitud hacia la vida o que consiste en tener buenas experiencias, pero también es muy destacable que mucha gente ha puesto su propia definición. La mayoría piensa que la felicidad no consiste en el éxito y que es más feliz con gente que solo. El 59% afirma cuidarse tanto física como mentalmente y sólo un 46’3% afirma tener autoestima. Un 74’6% afirma que la presión social de las redes sociales afecta a la manera en que se perciben y el 97’8% piensa que las redes sociales dan una visión materialista superficial de la felicidad. Un 58’5% saben enfrentarse a las dificultades de una manera positiva, mientras que un 41’5% afirma lo contrario. Defienden un modelo de felicidad que consiste en disfrutar de las pequeñas cosas (54’5%) o basado en las relaciones con los demás (41’8%). Hay casi un 25% de personas que piensan que no se puede aprender a ser feliz, pero para la mayoría es su objetivo vital. El 64’2% piensan que no se puede ser completamente feliz. Sólo un 13% piensan que muchos o bastantes de sus amigos son felices. El resto piensa que algunos o muy pocos. Por último, sólo el 27,6% dicen ser felices frente a un 62,7 que lo es algunas veces y un 9,7 que contestan que no.

Otras conclusiones que extraigo de mis conversaciones con el alumnado serían las siguientes:

  • ¿Los profesores podemos conseguir que un alumno/a sea más feliz? Sí, sin duda ¿Cómo? En primer lugar, teniéndoles en cuenta y valorándolos. A principios de este curso, una amiga que acaba de aprobar la oposición de primaria, me mandó un mensaje para compartir algo que le había hecho muy feliz. Les pidió a sus alumnos que le hiciesen un dibujo y uno de ellos la dibujó a ella. En el lugar de los ojos, puso dos corazones. Cuando mi amiga le preguntó por qué lo había hecho así, le contestó: "porque así es como tú nos miras". El poder de nuestra mirada y de nuestro ejemplo es lo primero. Y después, tantas otras cosas: a través de todas las materias educamos su sensibilidad, su aprecio por la belleza: con la música, con la plástica, con la educación física, con la biología, con la geografía, con la literatura. Se pueden poner muchísimos ejemplos. También está el aprecio por la creatividad, la curiosidad, el conocimiento; la felicidad a través de la contemplación, de la calma, del agradecimiento, del perdón...
  • ¿En qué fases del proceso educativo es más importante educar en el arte de la felicidad? Todas las etapas son importantes, pero no en todas se puede abordar de la misma manera. Desde pequeños, es necesaria la educación emocional, como ya se está haciendo en algunos colegios. Pero, en mi opinión, cuando se hace realmente necesario hablarlo con ellos directamente es en la adolescencia. Porque ellos se comparan unos con otros, no se entienden, sus hormonas están revolucionadas, y muchas veces se sienten vacíos y solos.
  • ¿Para qué puede servirnos conocer las motivaciones y las aspiraciones de nuestros alumnos/as y cómo podemos llevar este conocimiento a la práctica? Es que si no conocemos sus motivaciones y aspiraciones, no podemos ayudarles ni acompañarles, ni tampoco entenderles. Sé que es muy difícil porque cada uno de nosotros tenemos unos ciento cincuenta alumnos cada curso, pero podemos y debemos escucharles mucho más. En 2010, tuve la oportunidad de estar en Otawa (Canadá) con un programa de la Xunta de Galicia y una de las cosas que más me llamó la atención es que en las clases el profesorado hablaba 7 u 8 minutos al principio y otros 7 u 8 al final y, el resto del tiempo, era el alumnado el que "actuaba". De esta manera, es más fácil conocer sus motivaciones y "estar en su onda" para ayudarles a sacar todo el potencial que llevan dentro. A su vez, esto les lleva a tener autoestima y seguridad en sí mismos, les da recursos para gestionar las dificultades y les hace avanzar. Fortalecen su carácter para ganar en autonomía, para tomar buenas decisiones y, en definitiva, para ser más felices. Decía Confucio: “Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí”
  • ¿En qué manera ha contribuido -y contribuye- tu trabajo de profesora a tu felicidad? Muchísimo. Para mí la felicidad se basa fundamentalmente en dos cosas: el amor y el equilibrio. Me explico. En primer lugar, tener el corazón lleno de amor, saberte querida incondicionalmente y querer tú también de esa manera. Y en 2º lugar que haya un equilibrio en mi vida. Este viene dado por varios ámbitos y uno de ellos es el laboral. Cuando tienes el privilegio de dedicarte a aquello que te apasiona, como es mi caso, eso contribuye enormemente a tu felicidad.

https://www.youtube.com/watch?v=F9BkfK4ycMI

 

Inmaculada Gándara
Profesora de filosofía y coach empresarial